EL MALTRATO ANIMAL EN VENEZUELA SE HA CONVERTIDO EN UNA REALIDAD VISIBLE
Esta es una crónica que nace de la necesidad de alzar la voz ante tanta indiferencia: el maltrato animal en Venezuela se ha convertido en una realidad visible para muchos e ignorada por casi todos
Esta historia comenzó un fin de semana cualquiera cuando, rumbo a Todasana, a la altura de Oritapo, visualicé a un gatico de apenas un mes que se encontraba solo a las orillas de la carretera. Eché mi mejor frenazo y monté al animalito, que no paraba de temblar, en mi carro. Llegué a mi destino y advertí que la posada poseía un gran cartel: “Prohibido traer animales”. Pero, ¿qué tanto podía pasar? Sería solo una noche y ese animalito, después de comer, no querría más que dormir, pensé.
El animalito tomó leche, comió todo cuanto pudo y no paró de maullar por horas. El perro dálmata que resguardaba la posada no dejaba de arañar mi puerta, así que en minutos la dueña tocó, sin cautela alguna, a mi habitación.
—¡Usted no leyó el aviso! -exclamó.
—Sí, señora, pero es que este gatico no es mío, me lo encontré en el camino y mírelo, mírele esos ojitos, es muy chiquitico, yo mañana a primera hora le busco un hogar -afirmé con mi mejor sonrisa inocente.